Sinceridad

Ser sinceros está bien, pero decir lo que pensamos, sin filtros, no es algo de lo que debamos estar siempre orgullosos, sobre todo si esa opinión sólo consigue provocar desmotivación o baja autoestima en la persona que tenemos delante.

Cuando somos capaces de ponernos en el lugar del otro y valorar cómo le puede impactar esa verdad, considerando si es realmente necesario expresarla, estamos siendo personas empáticas y teniendo responsabilidad afectiva. Esta forma de responsabilidad tiene que ver con cómo gestionamos nuestros actos según las consecuencias que pueden provocar en las demás personas.

Intentar ser empáticos y estar comprometidos con los sentimientos de los demás y con los vínculos que vamos creando, nos facilitará mucho las relaciones interpersonales y, por lo tanto, la vida.

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