Estoy bien

Hay ocasiones en las que no tenemos ganas de abrirnos a los demás, ni de profundizar sobre cómo nos encontramos.

Esto puede ocurrir porque no tenemos la confianza suficiente con la persona que nos ha preguntado (y eso no invita a intimar), porque no tenemos las fuerzas necesarias para conectar con esos sentimientos dolorosos o, simplemente, porque no nos apetece.

Fingir que todo va bien, a veces puede ser una respuesta adaptativa para cuidar nuestra salud mental evitando, por ejemplo, el riesgo de cometer un sincericidio. Y es que no tenemos la obligación de detallar cómo nos encontramos sólo porque nos hayan preguntado "qué tal".

Desnudarnos al otro es mostrarnos vulnerables. Por eso, hacerlo tras haber reflexionado sobre si nos sentimos a gusto en ese contexto o sobre si podríamos ser bien recogidos por la persona que tenemos enfrente, puede ser un acto de cuidado hacia nosotros mismos.

Imagen del ilustrador @loitt

.

.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *